Es difícil vivir tranquila cuando una se define,
es decir, cuando tomas una posición clara de tu lugar geopolítico, histórico,
social, económico, cultural, etc. Los fundamentalistas oficiales y sus verdugos
siguen pisoteando a quienes no somos observadores neutrales. Esos semi dioses
que observan la facticidad histórica desde fuera del mundo no pueden ser otros
que burgueses aburridos que juegan a la verdad. Y los pobres “que le siguen la
men”, estos idiotas me dan rabia y no pena, debería darles vergüenza trabajar
para el dominador, pero vah… traidores han existido siempre.
Por otra parte, en este último tiempo me la he
pasado derramando millones de lágrimas cada vez que mis ojos se abren una y
otra vez volcados a la realidad. Ayer terminé de llenar el último río del
norte, menos mal que el dolor que me han provocado estos imperialistas nos haya
servido de algo. Quizá con un poco más de sacrificio alcance a regar las
tierras completas del abya yala.
He sentido tantas madejas de rabia que alcancé
a tejer algunos chalecos para mis amigos indios, afro, campesinos, mineros,
obreros y varios más que ni recuerdo. De la sangre ni me hables, sale
mensualmente con la forma y el fondo de una historia silenciada y encubierta,
huele a verdad estancada y a sueños frustrados.
Estoy preparándome para llenar mis pechos de leche, pues así podré alimentar a mis niños sin problema, si me como los porotos sancochados de
la Erika Llanquileo, esos que hace regularmente los miércoles a la hora del
almuerzo con trigo molido y papas cocidas de seguro que lo lograré sin problemas. Se viene tiempos difíciles, la lucha ya casi se re-arma y yo debo criar a niños y niñas rebeldes y conscientes, claritos del principio de libertad y responsabilidad.