jueves, 28 de enero de 2021

Como me gusta (s)

Cuando se despiertan en ti emociones, sensaciones y sentimientos a los 20 no es lo mismo que a los 30, a los 30 pueden llegar a ser quizá más fuertes, más reales, más maduras, pero los malditos miedos, pero las necesarias malas experiencias, el eterno retorno de los malos presagios sentimentales, ese mecanismo de autodefensa que el yo crea por necesidad, pero que no siempre se siente tan bien o es tan bien recibido por una mente que solo quiere seguir viviendo. 

La dualidad de lo que siento por otro y mi chip de “no debo sentirlo tan rápido”, o, “no debo sentirlo a menos que…” me perturba tanto como estar deseando con vehemencia el cuerpo-alma de quien se roba mis sueños (no sólo metafóricamente).

Debe ser algo bueno -pienso- pero mis demonios internos atacan y atacan, el terror de la caída por enésima vez, de las ideas falsas, de los amores incompletos.

Pero me gusta (s), ese salvaje ser mezclado con la dulzura de un amante quieto, de esa personalidad que me hace sentir en la orilla de un mar apasionado y desconocido, misterioso y peligroso. Tu carácter lo es, así, apasionado, desconocido y peligroso… inquietante, atractivo. Te deseo, en todas las versiones de esa palabra, con toda la intensidad de mi espíritu avasallador, de mis sentidos sinceros y mi mirada penetrante.

 

jueves, 9 de abril de 2020

libertad

Hoy me siento libre, porque hoy decidí ser mi propio yo. Me sinto libre, plena, autentica y eso puede ser bueno o malo, pero lo que siento no es cuestión de valor sino cuestión de principios. Hoy visibilicé mis ideas a pesar de no ser de la aprobación de lo demás, de quienes alardean de considerarme y no hacerlo en cuestiones prácticas, porque sé y estoy segura que la única consideración genuina que alberga en mi vida, hoy por hoy, es la mía propia. Hoy reafirmé que no es necesario participar en espacios que no nos pertenecen par ejercer la vida digna y horizontal a la cual aspiramos quienes amamos la libertar.

lunes, 6 de abril de 2020

la existncia en tiempos de aislamiento

Es insoportable lidiar con mis demonios internos todo el tiempo, trato de evadir como sea y a ratos lo logro, no obstante, siempre llega imponente la soledad infinita, la agonía oscura de mis ideas erróneas. 
Me he convertido en la melodía melancólica de un blue negro, de esos que en cada estrofa aclaman la libertad, el aire, el respiro profundo de la indiferencia vacía de los días comunes, muertos, pero llenos de vitalidad. 
No existe el futuro –como siempre- pero hoy la certeza me aterra, no poder imaginar nada después de esto. Me desconcierta profundamente la situación y rehúyo a la posibilidad de ser absorbida por la nada de la razón ¿Qué somos?, -se preguntaba el pensador-  nada me respondo de inmediato.-
He vuelto sincera y obligatoriamente a mi misma y eso pareciera ser una oportunidad, sin embargo, es una tarea irrevocable de la cual habría prescindido, una misión que no quiero llevar a cabo. 

martes, 31 de marzo de 2020

Mala poesía en tiempos de pandemia

Estar solx a estar encerradx no es lo mismo,
Se pretende la soledad al aire libre
Y no la soledad del encierro.

El acuartelamiento enciende
El despertar glorioso 
De nuestros demonios internos

La furtiva llegada de los recuerdos olvidados,
Emergente bienvenida de las almas rotas

¡hola!; le digo a mi pequeño ser 
olvidado y relegado al destierro,
sepultado en la sombría niebla
perpetua y estéril del silencio.

¡Hola!; contesta mi parvo amigo, 
ardiente y sediento de hacerse patente, 
volverse carne y huesos 
y ser el polvo terrestre del destino humano.

Estar solx a estar encerradx no es lo mismo, 
Sórdidas son las palabras que rebotan,
La miserable consciencia se extiende
A la la inagotable inconsciencia maldita. 




martes, 4 de febrero de 2020

El canino y yo

Salí a trotar como de costumbre, a las 9 de la mañana, con un precario equipo deportivo y una buena lista musical de rap social chileno. Iba en la mitad de la ruta habitual cuando de pronto aparece un perro callejero, de estatura promedio, pelo corto y negro. Sus ojos estaban llenos de melancolía canina, mostraba en su mirada la vida poco amable que había experimentado desde su abandono, o al menos eso percibieron mis ojos sensibles. Se unió a mi rutina con energía, pero le incomodaba mi lentitud, cada vez que me quedaba atrás se detenía para esperarme mirándome de frente. Yo intentaba explicarle que no era bueno detenerse cuando se está haciendo un circuito, no obstante mi compañero de ruta continuaba afirmando sólidamente  que no le importaba el circuito, a mi querido amigo sólo le importaba hacerme compañía.

-¿Por qué quieres hacerme compañía? Le pregunté con algo de ironía e incredulidad

-Porque tienes un rostro amable, razonable y aparentemente sin prejuicios. Respondió el canino mientras intentaba seguir mi ritmo

-¿Cómo puedes saberlo?, ¿acaso puedes entender esas formas de ser que nos pertenecen a nosotros los seres humanos? Pregunté irónicamente mientras tosía. 

-¿A qué imagen humana te refieres querida mía?, ¿esa misma que no te incluye ni en su historia ni en su modelo de pensamiento? 

Es difícil para las mujeres, personas de los países colonizados y del tercer mundo liberarse de tantos mito, impuestos por el poder para mantener el modelo. Nosotros los animales no estamos en condiciones de decidir, nos ata nuestra naturaleza, somos obedientes y pacientes con nuestro finalidad en el cosmos, pero ustedes, ¿qué estás haciendo para la liberación?, no basta con pensarlo y entenderlo, las palabras son el punto de partida, ahora,  ¿qué sigue?  

Advirtió el canino con risa burlesca, mientras con energía estrambótica seguía mi paso y movía su cola típica de quiltros chileno, sin dios ni ley.

(único cuento publicado y con derecho e autor, es emocionante porque lo escribí en el 2015 y ahora tiene tanto sentido que no lo creo)

Algo sobre la revuelta chile 18 oct 2019

Chile, el oasis de la democracia neoliberal ha estallado en una crisis inimaginable. Las personas comunes y corrientes, descontentas del sistema político tradicional han tomado la sartén por el mango y se decidió, espontáneamente, apelar a la autodefensa. 
Cuando algo no funciona, tienes tres opciones, uno, mantener la relación tóxica a ultranza, dos; transformarla a partir de la resistencia, o tres; sobrepasar la situación y colapsar. No siempre la opción ejecutada es la mejor y eso significa que generalmente depende del contexto, en este caso, chile colapsó y digo chile no como idea ontológica o estática que está fuera del marco de la acción o de su historia, cuando digo Chile hablo de un lugar vivido, sufrido y construido al tenor de su historia marcada por el racismo, el clasismo, la misoginia y toda la sangre que, quienes habitamos la otra vereda, hemos derramado en cada situación histórica.

La reflexión y el uso del tiempo

La pregunta por el tiempo es inquietante e interpelante. El tiempo es tan real como ficticio, las preguntas se disparan y las respuestas siempre parecen abarcar solo una parte de su verdad, sin embargo, si aterrizamos la pregunta fundamental, los más asertivo es preguntarse por su uso, ¿qué hacemos con el tiempo?
Es indiscutible que la situación histórica en la que nos hallamos nos exige y plantea la producción como la manera más adecuada de ocupar el tiempo, la sobre exaltación del ser productivo y con ello la realización de nuestras vidas, pero, ¿qué pasa con los otros ámbitos fundamentales del uso de nuestro tiempo?, ¿qué momento le regalamos a la reflexión de los hechos que van armando la estructura de nuestras vidas?
La reflexión es arma letal y eso es muy sabido para quienes disponen del tiempo para pensar, por lo mismo, quienes más oprimidos y negados están, son quienes menos tiempo tienen. No por nada, en la división sexual del trabajo, nosotras (las mujeres) somos quienes más tareas asignadas tenemos en la esfera productiva tanto privada como pública. La imposibilidad de manejar nuestros tiempos cuando se tienen hijos, la presión de la vida cotidiana, la incompatibilidad entre el trabajo y la familia y la carga emocional que todo eso implica, cuestiones que nos subyugan emocionalmente a la pasividad de la ocupación impuesta sobre el uso de nuestros tiempos.