lunes, 6 de enero de 2020

Complejo cucaracha.

Mi vida es absolutamente miserable, soy el fracaso absoluto de la humanidad, en todas sus anchas, en todas sus perspectivas, en todas las formas y sus dimensiones. El sinsentido me recorre, el absoluto del vacío me habla, me mira, me aterra y seduce. 
Hoy lxs musxs me han pasado, me obvian, no me hablan, no sé qué esperan de mi paciencia, de mis putas ansias de escribir un par de letras, de crear una situación y tener el nombre de esta miserable escena que, quizá, nadie va a leer, de un espacio-tiempo ficticio que inventé y que lo más probable no le de sentido a absolutamente nadie.
Estoy bebiendo, estoy sola y siempre que me miro al espejo pienso que es muy agradable compartir mis horas de ocio con la cucaracha en la que me he convertido.  Lo digo por lo funcional, por esas ganas asquerosas de agradarle a las personas, por esa insolencia de ser el ejemplo inmundo de lo que jamás deberíamos ser. Esa hetero-cis y bien potada que no seré jamás.