martes, 4 de febrero de 2020

El canino y yo

Salí a trotar como de costumbre, a las 9 de la mañana, con un precario equipo deportivo y una buena lista musical de rap social chileno. Iba en la mitad de la ruta habitual cuando de pronto aparece un perro callejero, de estatura promedio, pelo corto y negro. Sus ojos estaban llenos de melancolía canina, mostraba en su mirada la vida poco amable que había experimentado desde su abandono, o al menos eso percibieron mis ojos sensibles. Se unió a mi rutina con energía, pero le incomodaba mi lentitud, cada vez que me quedaba atrás se detenía para esperarme mirándome de frente. Yo intentaba explicarle que no era bueno detenerse cuando se está haciendo un circuito, no obstante mi compañero de ruta continuaba afirmando sólidamente  que no le importaba el circuito, a mi querido amigo sólo le importaba hacerme compañía.

-¿Por qué quieres hacerme compañía? Le pregunté con algo de ironía e incredulidad

-Porque tienes un rostro amable, razonable y aparentemente sin prejuicios. Respondió el canino mientras intentaba seguir mi ritmo

-¿Cómo puedes saberlo?, ¿acaso puedes entender esas formas de ser que nos pertenecen a nosotros los seres humanos? Pregunté irónicamente mientras tosía. 

-¿A qué imagen humana te refieres querida mía?, ¿esa misma que no te incluye ni en su historia ni en su modelo de pensamiento? 

Es difícil para las mujeres, personas de los países colonizados y del tercer mundo liberarse de tantos mito, impuestos por el poder para mantener el modelo. Nosotros los animales no estamos en condiciones de decidir, nos ata nuestra naturaleza, somos obedientes y pacientes con nuestro finalidad en el cosmos, pero ustedes, ¿qué estás haciendo para la liberación?, no basta con pensarlo y entenderlo, las palabras son el punto de partida, ahora,  ¿qué sigue?  

Advirtió el canino con risa burlesca, mientras con energía estrambótica seguía mi paso y movía su cola típica de quiltros chileno, sin dios ni ley.

(único cuento publicado y con derecho e autor, es emocionante porque lo escribí en el 2015 y ahora tiene tanto sentido que no lo creo)

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